La felicidad no espera (Happiness does not wait), así se llama este maravilloso tema musical del compositor Ólafur Arnalds. Es un excelente título para escribir hoy mi nuevo post.

¿Crees que la felicidad espera?… que la felicidad te espera?

Seguimos esperando a comprar ese carro, hacer ese viaje, encontrar a esa persona o lograr ese proyecto… para sentirnos plenos, felices.

Y aunque digamos que no pensamos así, con nuestros hechos lo seguimos demostrando.

Hoy pienso que es una lástima que nos estemos perdiendo la felicidad hoy.

Nos volvimos consumistas

Nos volvimos consumistas de cosas, nos volvimos consumistas de sueños, consumistas de compras, de libros, de proyectos y hasta de personas.

¿Y si nos convirtiéramos en consumidores de experiencias… en consumidores de vida?

Y si habláramos de lo último en emociones, de la nueva versión del perdón, de las tendencias para vivir de manera más ligera, de las nuevas y maravillosas personas por conocer, de las historias para recordar y de lo bueno que es dar abrazos de verdad.

Hace unos días comencé a ver la película llamada Minimalism (Minimalismo en Netflix). Te la recomiendo. Creo que nos perdimos en el camino de la evolución, que confundimos progreso con «tener», y en ese trayecto… algunos estamos enfocados en regresar al camino de lo que de verdad importa, otros ya están allí… y algunos otros andan construyendo otras vías.

Lo que realmente eres

Me da igual si te bajas de un BMW o de un autobús, si llevas un bolso de Louis Vuitton o de la tienda de la esquina, si tienes en tu cuenta millones de pesos, dólares o euros, o si la tienes en 0. Me gustaría saber quién eres, de qué están hechos tus sueños, que te quita el aliento, cuál es tu mejor recuerdo y cuál es tu próximo paso.

Hoy la invitación es a recordar cuán humano eres más allá de las circunstancias y las cosas.

Hoy quiero ser consumidora de experiencias

Conocer los lugares caminando, y caminando… conocer la gente de un lugar

Caminarme el mundo, y mientras lo hago… caminarme a mí

Nadar en un río, en uno de verdad

Que otra vez caiga la lluvia en mí, de la cabeza a los pies

Abrazar a la gente que estimo, sin límite de tiempo

Aprender algo nuevo ¡tantas cosas que hay por aprender!

Cortar y pegar algo (ya sabes, hacer y construir cosas)

Subirme a un avión y bajarme de una feluca (viajar y amar)

Dormirme bajo un árbol

Conversar sin prejuicios

Pintar con las manos

Conocer el espíritu y el mapa de un hombre que me encante

Hacerme unos rollitos en el cabello (divertirme)

Decir lo que pienso y siento (con amor)

Salvar historias personales (salvar vidas)

Respirar con ganas, sin tiempo, sin presión. Simplemente respirar por cada pedazo de mí.

(Mira el video. Recuerda y siente. ¿Cuándo fue la última vez que sentiste la lluvia de esta manera?)

Y a punto de despedirme, se me acaba de cruzar por mi mente un cuento que me encanta y que completará lo que te quiero decir hoy (y lo que me quiero recordar hoy) de manera magnífica acerca de la felicidad.

Un cuento acerca de la felicidad

Diógenes, el místico griego, se encontró con Alejandro Magno cuando éste se dirigía a la India. Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla de un río, sobre la arena, tomando el sol desnudo. Era un hombre hermoso: cuando el alma es hermosa, surge una belleza que no es de este mundo.

Alejandro no podía creer la belleza  y gracia del hombre que veía. Estaba maravillado y dijo: «Señor»… Jamás había llamado «señor» a alguien en su vida. «Señor me ha impresionado inmensamente. Me gustaría hacer algo por usted. ¿Hay algo que pueda hacer?».

Diógenes dijo: «Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol, eso es todo. No necesito nada más¨.

Alejandro dijo: «Si tengo una nueva oportunidad de regresar a la tierra le pediré a Dios que no me convierta en Alejandro de nuevo, sino que me convierta en Diógenes».

Diógenes rio y dijo: «¿Quién te impide serlo ahora?, ¿a dónde vas? Durante meses he visto pasar ejércitos. ¿A dónde van?, ¿para qué?

Dijo Alejandro: «Voy a la India a conquistar el mundo entero».

«Y después qué vas a hacer?», preguntó Diógenes.

Alejandro dijo: «Después voy a descansar».

Diógenes se rio de nuevo y dijo: «Estás loco. Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo que necesidad hay de hacerlo. Si al final quieres descansar y relajarte… ¿por qué no lo haces ahora? Y te digo: Si no descansas ahora, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo se muere en medio del camino, en medio del viaje».

Alejandro se lo agradeció y le dijo que lo recordaría, pero que ahora no podía detenerse. Y murió en mitad del viaje. Nunca regresó a su casa, murió en el camino.

A través de los tiempos se ha venido contando una extraña historia que dice que Diógenes murió el mismo día y ambos se encontraron en su camino hacia Dios, cruzando el río.

Alejandro iba unos pasos más hacia adelante cuando escuchó que alguien caminaba detrás de él… se dió la vuelta y vio que era Diógenes, el mismo hombre hermoso. Se sorprendió y se sintió avergonzado. Tratando de esconder su vergüenza dijo: «Así que nos encontramos de nuevo, el emperador y el mendigo».

Y Diógenes dijo: «Es verdad, pero lo entiende mal. No sabes quién es el emperador y quién es el mendigo. Yo viví mi vida plenamente, la disfruté, por eso puedo mirar a Dios cara a cara. Tú no podrás enfrentarlo porque veo que ni siquiera puedes enfrentarme a mí. No puedes mirarme a los ojos: tu vida ha sido desperdiciada».

No conozco el autor, pero creo que este cuento lo dice todo acerca de la felicidad.

Un abrazo,

Nombre de Catalina Gutierrez de Tu historia personal

Catalina Gutierrez, coach, comunicadora y motivadora. Conoce más en este enlace: Catalina Gutierrez. Para informarte acerca de los servicios dirígete a la Página principal. Otros post que te pueden gustar: ¿Qué harías hoy si supieras que no vas a fallar?, la magia de la imperfección, cómo recordar lo que te gusta.